Muy pronto tendremos un coche de impresora 3D. La impresión 3D está ganando mucho terreno en la industria automovilística, uno de los sectores económicos claves en cualquier economía desarrollada y que más empleo generan.

La impresión 3D de piezas de coches, e incluso de coches completos, supondrá en pocos años un auténtico revulsivo para esta industria. La impresión 3D «democratiza» la producción de automóviles, ya que permite que las plantas de producción sean más eficientes, reduciendo notablemente los costes de inversión.

La impresión 3D en la automoción también puede ser una vía de salvación para muchas marcas muy castigadas por la actual crisis de coronavirus.

Cómo conseguir un coche de impresora 3D

Las piezas impresas en 3D ya son una realidad en la industria del automóvil desde hace unos años.

Gracias a la impresión 3D, se pueden fabricar prototipos de vehículos de forma más rápida y económica. La impresión 3D también permite diseñar y fabricar piezas únicas, las cuales serían muy caras producir por métodos tradicionales.

Se pueden lanzar tiradas muy cortas de piezas reduciendo mucho los costes del proceso de fabricación habitual, donde producir los moldes y las herramientas necesarias es un proceso caro y complejo. Esa inversión solo se amortiza produciendo grandes cantidades. Esto no ocurre con la impresión 3D, donde se parte de un diseño digital previo que se puede imprimir directamente con una sola máquina, sin necesidad de crear un nuevo proceso productivo.

Por otro lado, tenemos que considerar que las impresoras 3D utilizan una gran cantidad de termoplásticos de gran rendimiento, muchos de los cuales son totalmente compatibles con la industria del automóvil, en la que la fibra tiene cada día más presencia, en detrimento de los metales.

Ventajas de la impresión 3D en la producción de piezas de coches

En coches 3D la producción mediante impresoras 3D cobran el protagonismo frente a los métodos tradicionales basados en moldes. Cada pieza necesita un molde, y su elaboración es cara y compleja. Es un proceso pensado para la producción a gran escala, porque esa inversión hay que recuperarla con la venta de muchos coches que lleven esa pieza.

Con la impresión 3D, las piezas se pueden tener hasta 10 veces más rápido, ya que nos quitamos la fase de la producción del molde. El diseño va directo desde el ordenador a la impresora, con la que obtenemos la pieza final sin ese costoso paso intermedio.

Las impresoras 3D son útiles en los procesos de diseño y en los de producción de las fábricas de automóviles. Tener rápidamente una pieza viable permite que se pueda probar fácilmente sin tener que esperar mucho tiempo. Una vez ese prototipo de pieza tiene el visto bueno de los ingenieros, se puede empezar a imprimir en la cadena de montaje.

La impresión 3D de piezas reduce los costes de diseño de prototipos de vehículos y evita un gran desperdicio de materiales que se utilizan para crear moldes que después no tienen utilidad porque se descartan.

Con la impresión 3D es más fácil la producción de coches a medida, ya que podremos introducir fácilmente variaciones a gusto del cliente final que de otra forma sería inviable. Solo hay que retocar el diseño digital y mandar a imprimir.

 

El coche de impresora 3D tiene un gran futuro en un sector donde existe una enorme competitividad y donde es necesario reducir los enormes costes de los procesos de producción. Los coches impresos en 3D son más ecológicos y personalizables.